Noche de silencio
Que golpea en el pecho
Lo hace pedazos
Pero no es su partición lo preocupante
Sino su lentitud
El compás de una hermosa trompeta
Sus tonos agudos
Chispeantes, plasmáticos
Endulzan el dolor
En la destreza separatista
del cuerpo.
La notoriedad, se sostiene
En la chispa del olvido
En el plasma del placer.
Pues será que no Flaqueamos
Y disfrutamos
del no ser
Será que nos sentenciamos
a subir la colina de la sonrisa
con miles de compases precisos
y dormir en el llano,
como al nacer.
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