La mitad del amante es egoísta
La parte fantástica, se cubre de un verde esplendoroso
Y la otra,
Incolara.
La línea divisoria es estrecha
Pero evidente,
sutil,
pero clara
Y se oculta en la tercera persona.
En la construcción del instante
En la muerte de la vida
En las lágrimas,
en las caricias.
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