Bienvenidos

No soy el músculo, que segundo a segundo, mueve una barra pesadisima para dar un golpe mas violento. No soy el bailarín que con movimientos sutiles, seduce a las muchachas en alguna pista de baile. No soy un mesias, no soy un empresario acorbatado, ni un dictador asesino. Tampoco sé si soy. Solo sé que escribo.

Este soy yo

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Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
De buen porte y correcto. ¡Cuando no digo nada, digo mucho, y cuando digo mucho... digo mucho.

23 abr 2006

La ironía del msn

Sin tapujos, hoy les contaré, breves enseñanzas posmodernas. No sugieren un conocimiento exacto de las cosas, pues cada ser humano crea su propia carretera: con pinos verdes (gigantes) a sus lados, o sendas con vacas que ni siquiera comen el pasto. “Gigantes pétalos vuelan en la pieza de Sandra (mi cuarto)” le tiró un zumbido a “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte”. Puedo afirmar, que alguien alguna vez me dijo que se estaban creando hombres de mil nombres, y yo no le creí. En fin…

  • “Gigantes pétalos vuelan en la pieza de Sandra (mi cuarto)” dice: Hola como se nota que estas agrandado, ya no saludas
  • “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte” dice: (Responde con un pacman que guiña el ojo)

Esto responde a la época arrabalera consecuentes del machismo y de la homosexualidad escondida. Donde una mujer era invitada a bailar previo al cabezazo del caballero. Algunas películas muestran a las señoritas bailando frente a los señores (la gran mayoría portaba bigotes) que esperan sentados tomando un Whisky o té congelado (depende del presupuesto del film y del actor). Pero siempre destacando las características del burlesqué. Y la buena presencia de la Madame.

  • “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte” dice: Estaba buscando algo en la heladera. Todo bien?
  • “Gigantes pétalos vuelan en la pieza de Sandra (mi cuarto)” dice: Si todo bien porque te fuiste tan temprano de la fiesta del pato?????
  • “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte” dice: Porque me dolía la cabeza

La excusa mas reconocida de las mujeres. Ya se presupone que su falsedad es evidente. Pero uno lo toma como real. Creyente. La ciudad tiene mucho smoke, sus bocinas y sus desperfectos motores pueden darle malestar a cualquiera. Creyente.

  • “Gigantes pétalos vuelan en la pieza de Sandra (mi cuarto)” dice: Te perdiste a “el gordo” pepe arruinado en el cuarto de luís
  • “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte” dice: (Responde con un pacman que llora)

El pacman era la cabeza de un muñeco de peluche (seguramente). Su paradero es desconocido. Al parecer, la última persona que pudo verlo “con vida” dijo que se había tomado una pastilla y curiosamente sus amigos se habían puesto azules. Se lo veía agresivo, corría a unos primos por los pasillos de la villa. Al grito de “veni que te transformo en una frutillita”.

  • “Gigantes pétalos vuelan en la pieza de Sandra (mi cuarto)” dice: Bueno, me voy a bañar vuelvo enseguida!!
  • “Dorio es tan patriota como el que canta en Almafuerte” dice: (Responde con un zumbido)

Aquí nos encontramos con lo más correspondiente de la charla. El zumbido y la ducha. Pues la higiene es algo indispensable en una persona ¡mira si algúna vez deciden dejar esas pantallas! La misma situación se repite días tras día. Con caras desconocidas o personificadas con un skater´s o un perro. Ambos se quedaron en sus pupitres, estáticos. Sucios y mal olientes. En fin, antes se acostumbraba cerrar las puertas en la cara pero hoy en día, es otra la amabilidad de la época.

14 abr 2006

Camino

Camino por las tierras de mi pueblo. Lejos está tu alma, tu fiel ternura de terciopelo, tu piel, tus senos, cada parte del cuerpo que deseo besar. Despacio, tranquilamente. Un cigarrillo se enciende, lento, muy lento, su llama prendé de a poco. La nicotina calma mis deseos, los engaña, y su tranquilidad me vuelve pensativo. ¿Dónde estarás belleza? ¿Quién besará tú clítoris ésta noche? Yo camino, todavía no sé donde me dirijo, pero seguro qué es lejos de tu piel. Lo necesito. Ciento ésta dulce condena, un lamentar por mis pesares del ayer. Muchos sueños vi caer, muchos proyectos, y mi paz sentada en el sillón de los domingos (de fútbol). Mi intención no era lastimar, solo amar, como hoy te amo a ti. Pero ahora prefiero escapar, salir de la penumbra de tus ojos. Que tan ciegos me dejan. Como un murciélago sin rumbo, trato de guiarme por mis sentidos, pero la tarea es constante y el choque es inminente. Se muy bien que estoy perdido, pero yo camino. Y no me voy a detener, porque tus piernas abiertas me gustan demasiado. Y si intento descansar, apretaré los labios con fuerza, tanta como una inmigración de aves que vienen del Este, con mucha fuerza tomaré los muslos de mis piernas y los oprimiré hasta que sangren, El miembro se elevará, se mantendrá duro. Como las noches más excitantes que tuvimos. Matándonos, sacando las bestias más brutales y escondidas de nuestro ser. Sintiendo cómo en cada movimiento las almas chocan Y se excitan. Me tengo que prender otro cigarrillo. Tus senos tan pequeños que siempre tratas de ocultar. Bajo esa remera de rock qué tan bien te queda. Tus piernas flacas, Y tu clítoris infante que lentamente me permite entrar en tu vida. Sólo a una parte. Solo una. Y con eso, mi cuerpo queda satisfecho. Vació, pero apacible. Luego me besas, eso lo recuerdo muy bien. Primero posas tus labios sobre los míos, después sobre mi cuello. Y todo vuelve a comenzar. Hermoso. Ya no puedo caminar más. Me alcanzaras. Y me detendrás en la celda de tu persona. Viviré contigo. A todos lados te llevaré. Porque eres mi recuerdo, mi camino.

2 abr 2006

El hombre de la nada

Recuerdo que un día un hombre, olvidado de adolescencia y de sueños inciertos, caminaba por las calles de Roma. El coliseo era como una pelusa de biblioteca, recuerdos de caminatas de viajes escolares. Con fondos del estado, comía un plato de fideos por día. Fracturas de servicios prestados por necesidad. Un hombre sin rumbo. Un hombre sólo. Su familia había desaparecido. La guerra, se llevó a muchos. Pero en el caso de esté hombre, los derechos civiles sólo cayeron sobre los hombros de su hermano mayor. Philip, rubios (por favor). Trabajaba para unos de los abogados, más reconocidos de la ciudad. Y estaba a punto de comprarse un automóvil. De una marca que prometía muchas comodidades y buen gusto. Ford, creo (Creó). Tenía dos hijos, Johnn y Paúl. Años más tarde, unos hombres con los mismos nombres revolucionarían la música. Pero de los niños (una pitada al tabaco) se perdería el rastro, igual que el de su querida esposa. La hermana, menor del hombre. Después de una discusión y un bolso por llenar. Parecía quedar la tibia despedida, mientras se cerraba la puerta bruscamente. Y su madre, su madre, tan arrugadas eran sus manos sin mantenerlas en el agua, tan tierna su mirada por la mañana, tan frágil como la porcelana, tan débil como el alma, esa era su madre. Y el punto consiguiente no es casualidad. Simpleza solamente. La vida del hombre era muy sencilla, demasiado. Por las mañanas, salía en busca del diario. Caminaba cinco cuadras, aunque tenía un puesto en la esquina de su casa. Le hacía un chascarrillo al señor del kiosco, mientras le compraba cigarrillos, y alguna que otra golosina. Con diario en mano y tabaco en sus bolsillos. El hombre iba hasta un bar en las afueras de Roma. Siempre intentaba recordar como fue la primera vez que llegó hasta aquel lugar, ya que no era nada fácil de encontrar. Sufría de algunos desfasares. Siempre eran los mismos. Había un hombre llamado Fillippo, en el rincón más oscuro del lugar. Tomando whisky. Sólo tomando Whisky. No se conocía mucho de su vida, simplemente se sabía que su mujer lo había abandonado, y desde aquel día, se sentó allí a esperarla. En la otra punta, se sentaba un anciano a tomar café y a fumarse un atado de cigarrillos mientras escribía. El hombre, alguna vez le preguntó sobre sus escritos pero el anciano esquivaba la charla astutamente. Por eso mismo, el hombre lo admiraba. Y el anciano, supongo que también. Una mujer solía frecuentar el lugar por las tardes. Se sentaba hacía la barra y miraba fijamente al hombre (el lugar del hombre). Se tomaba un trago. Y se iba. El hombre solía charlar mucho con la mesera. Le prestaba la sección de espectáculos, y juntos leían, los saludos a ultratumba. En un principio, el hombre se sentía atraído por la muchacha. Pero sabía muy bien que la gestación de un proyecto podía aprisionarlo a la ciudad que lo agobiaba. Al hombre le encantaba hablar sobre su muerte. Anunciaba que la simple ausencia al bar por las mañanas, significaba que su alma se había despegado de su cuerpo. Una vez, una nueva persona abrió la puerta. Era un joven de unos treinta años de edad. Físicamente idéntico al hombre. Se sentó junto a él, y entre cometarios vacíos. Se formó una especie de cordialidad. Después, Fueron varios meses. De charla, de alcoholización, y hasta en alguna oportunidad, de hachis adolescente. El joven, estaba a punto de separarse de su esposa. Comprendía que su futuro era más importante. Y estaba por irse a Inglaterra con un sueldo y un coche, asegurado. Un día (cercano a la fecha despedida) el hombre lo invito a su departamento a leer unas novelas de Kafka, y el joven aceptó. En un ataque de locura. El hombre golpeó fuertemente al joven con el extinguidor, después lo amordazó y ató a la cama. Y con una sonrisa macabra lo miraba desde la ventana. Recuerdo que le dije esto: - Yo sé muy bien que tú no tienes la culpa de nada. Mi vida desde pequeño fue un desastre. Y siento que cada día se derrumba, más. Sabes, que estuve pensando en irme a otro país. Conocer otros lugares. Pero seguiría siendo un hombre sólo, sin nada. Te has fijado en el viejo del bar, siempre escribiendo. Seguramente esta planeando la dominación del mundo. Nada te puede llevar mas trabajo. En un principio, pensaba matarlo a él. Pero no encontraba la forma de hacerlo desaparecer. En cambio usted, me ha servido de mucho. Fue una gran inspiración para mí. Estos meses, fui analizando cada detalle. Y me di cuenta que su viaje de negocios puede ayudarle mucho a mis propósitos. Su esposa, pensará que está de viaje. Aquí guardo una carta escrita con tinta. Rechazando el trabajo de Inglaterra. En síntesis, usted va a desaparecer. Igual que yo. Y ambos, seremos nada. La nada absoluta. Yo moriré para el estado en mi cama incinerado. Y usted, escapara de su esposa y se ira al cielo. Se lo digo porque a mi hermana le sucedió algo parecido. Estoy seguro que alguien la mató, total ella era nada desde muy pequeña. Me abandono y me dejó con mi madre que se estaba por morir. Además, le dije muchas veces a Jaquelin (la mesera) que el día que no vaya al bar por las mañanas, quería decir que estaba muerto. Discúlpeme si tengo que retirarme, pero un vuelo a Sudamérica me espera. Además todavía tengo que mandar su carta y los correos cierran temprano. Le juró que me quedaría con usted, pero ahora usted es yo, y seguro que quiere quedarse sólo en su casa. Con la cama bañada en querosén y con este fósforo prendido. Pero se puede quedarse tranquilo, que algún día alguien sabrá de su historia. La escribiré.