Bienvenidos

No soy el músculo, que segundo a segundo, mueve una barra pesadisima para dar un golpe mas violento. No soy el bailarín que con movimientos sutiles, seduce a las muchachas en alguna pista de baile. No soy un mesias, no soy un empresario acorbatado, ni un dictador asesino. Tampoco sé si soy. Solo sé que escribo.

Este soy yo

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Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
De buen porte y correcto. ¡Cuando no digo nada, digo mucho, y cuando digo mucho... digo mucho.

19 sept 2005

Solo pequeñas historias de vida, no todas serán ciertas. Seguramente.

En el día de hoy, estuve en un recital en Padua. Las nubes brillaban cuan sabanas colgadas en un tendedero de broches de plástico y ataduras improvisadas en cada punta. El cielo, sólo esperaba ser tapado por tiras de nubes enseguesédoras y mis pies cansados de tanto gastar su suela diaria. La gente de orfandad disfrutaba por un día de despejo absoluto, de desafecto del mundo, total. Alejada de la maquinaria de una noticia, de una oficina, de un ladrillo. Concentrada en la dulce y placentera, nada. Tan solo con un poco de bebida tradicional, tan solo con un poco de dialogo, entre sorbo y sorbo. A todo esto, se agregaría una hermosa colección de artesanías en pequeñas tiendas, conocidas como feria en su conjunto. Condiferencias de categorías incorporadas algunos con alfombradas cubriendo el esponjoso pasto, y otros, con cuadros hechos a mano en comercios de gran valor, cubiertos de caños y una maderita que sirve como pizarra ejemplificadora, del gran valor. Luego...

4 sept 2005


La paciencia es eterna y sofocante, en un sistema macabro, deprabado y consumista Posted by Picasa

31 ago 2005

Pasatiempos de un tumor

Los pasatiempos son algo poco sarcastico y cualquier inutil puede tener alguno. Pueden completar un poco la vida aburrida de una persona y además la originalidad escasea por donde se mire. Teniendo en cuenta cada una de las palabras que acabo de redactar(fundamentalmente el tema de mi inutilidad), comentaré uno de los hobbies mas divertidos que he tenido en mis cortos años. Aproximadamente por abril de 1997 me regalaron una agenda con un espriral, su contenido no era muy importante, pués solo tenia una guia de los dias correspondientes a ese año y no mucho más, la sección de "notas" no se encontraba por ninguna parte, aunque en algún momento me pareció haberla visto de resfilón en un sig-sagueo de hojas. La utilisación de una agenda por aquellos días era muy banal, solo tenia para anotar las tristes fechas de examenes y coloquios de juegos sentimentales. Uno de los ejemplos de éllo es la inscripción que puse el 3 de octubre, que caía viernes: "A martita no le gusta la toronja, prefiere la mandarina". Pero sin querer extenderme en el texto, les comentaré que como cada fin de año la agenda pierde su magia y se convierte en algo absoleto. Pero en ese momento entendí la fuerza del espiral que sostenia un año olvidado. Ese espiral significó mucho más de lo que se pueden imaginar, gracias a él daba vuelta cada pagina, gracias a él rompia la rutina. Por todo esto: entendí que no solo sostenia algunas hojas sueltas, sostenia las hojas pasadas y el pasado mismo. Y desde aquel momento, tengo un hobbie tan original como sano, coleccionó espirales de agendas, cuadernos, y demas. Ahora tengo, más o menos, unos 2535 espirales de cuadernos, 500 de agendas y 3 de bock de notas. Si los tiempos son buenos conmigo, calculo que para el año 2050 voy a superar el libro de los record winnes y voy a colocar a los espirales en el lugar que se merecen.

El sueño eterno

Hoy mis sueños son muy raros. Siempre tuve imágenes que me llevaron a despertares, pero hoy son sólo muy raros. Desde muy pequeño tengo un problema que se va acrecentando con el tiempo. Solamente me acuerdo del último, de ése, que me desvela completamente. Ahora estoy despierto pero cuando me recueste seguro que no duraré más de tres horas y cuarto, en la misma posición. Será un salto del colchón, un abrir de pestañas desesperante, tan desesperante, que durará solo dos segundos. Y a la mañana siguiente, una mano tocará mi hombro y me salvará de las garras de algún humano. Nunca conozco a aquellos que me acosan. La verdad, una vez recuerdo haberme cruzado con José. Un joven de ropajes anchos y de gorra para un costado, que supuse que se llamaba así. Estaba con algunos desconocidos en la parte trasera de un edificio con una patineta en la mano. Por suerte, yo viajaba en el colectivo. Pero sé muy bien que él me pudo ver. Sus gestos supongo que fueron los mismos que los míos, o al menos, parecidos. Algunos dicen que tengo pesadillas, pero no siento que las tenga. De niño las sufrí bastante pero según una señora que me hacía dibujar, en un papel de madera, se debía a la separación de mis padres. Pero como puede explicarse que con mis dos padres fallecidos siga sufriendo por su separación, si hasta los acomode perfectamente en la chacarita. Para que uno no se olvide del otro. Ya saben bastante acerca de mi vida…ahora solo les pregunto: ¿cómo se puede explicar un sueño en donde cada día, noche, una persona diferente me viene a despertar?Lo peor de todo, no es eso. Ya que todos lo hacen de la misma manera, con una suave caricia sobre el hombro. Lo peor, de mi vida, de mis sueños, es que cada vez que me despierto… me pongo a escribir.

Las gaviotas

En el día de ayer, una imagen paso por mi cabeza. No fueron gorriones, tampoco amapolas. Solo fueron dos pequeñas gaviotas que picotearon mi corazón. De nada sirve contarles nombres y características, pues sólo son dos pequeñas aves que están aprendiendo a volar. Y tampoco me interesa profundizar tanto en los contextos, detalles y demás. Solo me remitiré, a lo profundo, a lo interior, a lo que se lleva dentro de uno. A la memoria y al respeto. Por supuesto que no era la primera vez que tenía está imagen (de gaviotas picoteando un corazón, por si no quedo claro), una vez en un guetto de Buenos Aires, recuerdo haber presenciado una situación que me remontó a las gaviotas. Un hombre de aproximadamente 18 años (vaya curiosidad) ensanchando su estirpe y sus buenos modales, acariciaba a dos señoras (no mucho más grandes que él). Con toda su naturalidad, besaba a una de ellas mientras tocaba el muslo de la otra. Después invertía los roles, besaba a la segunda (por así decirlo) mientras la otra señorita, apreciaba los espectros del lugar. No recuerdo bien como terminó su historia, porque mis copas se acabaron al igual que mi dinero, pero recuerdo haberlo visto al mismo muchacho unos días después, con sus amigos en el mismo bar, solitarios como insectos. En los gestos del joven, y en su postura, se identificaba la ausencia y el vacío interior que lo agobiaba. Recuerdo que sus amigotes se quedaron a brindar y a festejar (vaya a saber que cosa), pero el señor de 18 años prefirió irse temprano. Tanto puedo decir acerca de ésto que no soporto pensar en ese muchacho. Mis gaviotas, estaban dispuestas al vuelo pero no se dieron cuenta que en mi interior, sin dejar de ser un ave, más me interesa mi gallinero. Mis gaviotas ni siquiera tuvieron la nobleza de preguntármelo, de consultarme, si estaba de acuerdo. Solo dieron rienda a la pasión y al desenfreno. Queda muy claro que mis gustos son otros, prefiero almorzar con una gacela y mirarla desde algún balcón. Pero tales cosas, solo suceden en la casa de los humanos, las aves somos diferentes. Queremos volar sin detenernos y ver todo desde el cielo. Haciéndonos la idea que nuestros sueños algún día podrán ser posibles. Sin más nada que agregar sólo les daré una recomendación. A una gacela la puedes elegir sin importar como sea o quien sea. Con las gaviotas es diferente, tómalas o déjalas, nunca te atrevas a elegir entre ellas porque ambas emigraran y te dejaran en tu gallinero. Gritando cada mañana por ellas.