Aquí encontrarán un derroche de textos, que perdidos por el eter, colapsaron en una página de la web ¡¡Vaya eter!! Parece que se sumó a la informática.
Bienvenidos
No soy el músculo, que segundo a segundo, mueve una barra pesadisima para dar un golpe mas violento. No soy el bailarín que con movimientos sutiles, seduce a las muchachas en alguna pista de baile. No soy un mesias, no soy un empresario acorbatado, ni un dictador asesino. Tampoco sé si soy. Solo sé que escribo.
Este soy yo

- Ernesto Dominguez
- Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
- De buen porte y correcto. ¡Cuando no digo nada, digo mucho, y cuando digo mucho... digo mucho.
19 sept 2005
Solo pequeñas historias de vida, no todas serán ciertas. Seguramente.
En el día de hoy, estuve en un recital en Padua. Las nubes brillaban cuan sabanas colgadas en un tendedero de broches de plástico y ataduras improvisadas en cada punta. El cielo, sólo esperaba ser tapado por tiras de nubes enseguesédoras y mis pies cansados de tanto gastar su suela diaria.
La gente de orfandad disfrutaba por un día de despejo absoluto, de desafecto del mundo, total. Alejada de la maquinaria de una noticia, de una oficina, de un ladrillo. Concentrada en la dulce y placentera, nada. Tan solo con un poco de bebida tradicional, tan solo con un poco de dialogo, entre sorbo y sorbo. A todo esto, se agregaría una hermosa colección de artesanías en pequeñas tiendas, conocidas como feria en su conjunto. Condiferencias de categorías incorporadas algunos con alfombradas cubriendo el esponjoso pasto, y otros, con cuadros hechos a mano en comercios de gran valor, cubiertos de caños y una maderita que sirve como pizarra ejemplificadora, del gran valor. Luego...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)